Indonesia es un país de sonrisas. Las que se regalan gratis, las que no cuestan nada, las que hacen que turistas como nosotros recordemos con mucho cariño a su gente.
Uno de los mejores recuerdos que nos llevamos del país de las 17.000 islas, es sin duda la amabilidad y simpatía de sus habitantes.






Especialmente fuimos bien recibidos en pueblos pequeños y menos turísticos, siempre con una gran sonrisa. Esto no quita que, como en todas partes, haya gente que quiera aprovecharse de ti por el simple hecho de ser un visitante e intente sacar provecho, normalmente en forma de pequeños «timos» y engaños. Pero son una minoría.
Nosotros nos quedamos con la parte positiva. Especialmente la de los niños, siempre con su: –«Hello Mister!», y una mirada especial. Aquel brillo en los ojos que contagia buen rollo…











Indonesia es uno de esos sitios donde eres consciente que, a menudo, no hace falta hablar el mismo idioma, ni tan solo entender una palabra, para saber que eres bien recibido.