Nos gusta una ciudad donde la gente le dice «gracias» al conductor cuando baja del autobús; nos gusta una ciudad donde puedes ver montañas nevadas al final de una avenida cualquiera; nos gusta una ciudad donde la mezcla de culturas, religiones y procedencias es de lo más normal… ¡Nos gusta Vancouver !





Podríamos definirla de mil maneras, pero lo que cuenta es lo bien que nos hemos encontrado en esta ciudad de la costa oeste del Canadá .
Y además, hemos tenido la suerte de rodearnos de gente muy maja. Empezando por los fantásticos propietarios de la casa de intercambio donde nos hemos alojado (Robert y Janet); sus vecinos, gente muy amable y siempre dispuesta a ayudarnos (gracias Tessa, Bill, Anne Rose); pasando por los sabios consejos de Iaco y Julia, que viven hace un tiempo en Vancouver; la amabilidad excepcional de George, que se ha ofrecido a mostrarnos todo lo posible de esta ciudad; y finalmente, la genial compañía de nuestra amiga Anna, que se desplazó casi 5.000 km desde Toronto , donde vive, para venir a visitarnos.
¡Ah! Y no podemos olvidar la experiencia de las clases de inglés. En la academia hemos conocido gente muy simpática de todas partes del mundo. Con un grupo así, más la amabilidad de la mayoría de los ciudadanos de Vancouver, ¿quien no puede estar bien en un lugar como éste?




Y claro, la ciudad nos ha ofrecido un montón de cosas que ver y disfrutar. Empezando por sus barrios más populares: Kitsilano, donde nos alojamos, con grandes playas donde relajarse, lleno de casas residenciales, cafeterías, pequeñas tiendas…
Gastown, el barrio más antiguo de la ciudad, y quizás el más turístico, lleno de restaurantes, tiendas de souvenirs… DownTown y Granville Street, los epicentros de Vancouver con sus grandes edificios llenos de oficinas, centros comerciales y actividad día y noche…
South Granville y sus galerías de arte, tiendas de diseño… Chinatown, que acoge la comunidad china más grande de todo Canadá y donde un paseo por sus tiendas es sinónimo de diversión… Robson Street, una de las arterias comerciales y de restauración, llena de tiendas y todo tipo de lugares donde comer…
Davie Village y sus pasos de peatones multicolores, que nos muestran el barrio donde la comunidad gay tiene su máxima representación… The Olympic Village, con un moderno barrio y un gran puerto deportivo, porque esta ciudad acogió los Juegos de invierno de 2010… West End con sus increíbles espacios verdes, que conducen a Stanley Park, uno de los parques más grandes que hemos visto nunca en ninguna ciudad. ¡Pero si es un auténtico bosque!

















Y si hablamos de naturaleza, pocas ciudades la tienen tan cercana como Vancouver. En 20 minutos podemos llegar a Grouse Mountain, donde encontramos una estación de esquí para los amantes de la nieve, y a 2 horas tenemos Whistler y Blackcomb Mountain, el complejo esquiable más grande de toda Norteamérica, lleno de pistas de todos los niveles.






Capilano Bridge es un lugar donde rodearte de árboles gigantes y hacer de Indiana Jones, cruzando un larguísimo puente en suspensión. Ideal para famílias con niños, o si os sentíis jóvenes de espíritu… 🙂
Durante nuestra estancia alquilamos varias veces un coche que nos permitía llegar a estos lugares y muchos más. Hacemos una ruta por Vancouver Island, visitando ciudades encantadoras como Tofino y Victoria; y también conducimos por la Sunshine Coast, donde hacemos diferentes trekkings y conocemos pueblos bien auténticos.










A Vancouver llegamos con bajas temperaturas, pero hemos podido vivir la llegada de la primavera, y como sus habitantes se vuelven locos con los primeros días soleados, llenando terrazas, parques y jardines. Nosotros aún con manga larga y ellos/ellas con manga corta y shorts.
La gente ocupa las calles, las plantas florecen… Todo cambia en cuestión de días. La ciudad parece otra!








Nos gusta Vancouver, y por eso nos ha entristecido cuando ha llegado el momento de abandonar un lugar como éste, pero al mismo tiempo estamos realmente contentos por haber conocido esta ciudad y mucha de su gente. Nos negamos a decirle adios, preferimos un simple hasta pronto…