Después de aclarar de dónde le viene este sobrenombre a la ciudad de Reykjavik, dejadnos explicar cuatro impresiones más de esta maravillosa ciudad. No es enorme, es cierto, pero no es sólo el tamaño lo que hace que sea tan tranquila. La calma y el «saber hacer» de sus habitantes se encomienda, y esto hace de esta ciudad un lugar colorista, familiar, limpio y agradable.



Ningún caos circulatorio, ningún policía poniendo multas a coches mal aparcados, ninguna ambulancia a gran velocidad recorriendo las calles, ningún camión de bomberos haciendo sonar las sirenas… Aburrida? En absoluto!


Es cierto que, a pesar de ser muy cosmopolita, no encontraremos el «desorden» fascinante de algunas grandes urbes europeas, pero para pasar unos días, y fue el punto de inicio de la ruta por el país, es ideal. Es más, si no se disponen de muchos días para visitar Islandia, otra opción es usar Reykjavik como ciudad base de excursiones. Un montón de agencias de viajes y aventuras ofrecen salidas de un día a diferentes lugares, y a sólo unas horas de la capital se pueden visitar lugares impresionantes que ofrecerán una visión global de lo que se puede encontrar en toda la isla. Es lo que se llama Círculo Dorado. En una ruta de unos 300 kilómetros se puede visitar el Parque Nacional de Þingvellir, cascadas impresionantes como la Gullfoss, géiseres y el famoso Blue Lagoon.


Uno de los símbolos de la ciudad es Hallgrímskirkja, la sorprendente iglesia luterana. Con sus casi 75 metros de altura es el edificio más alto de toda Islandia y su mirador, situado en la torre del campanario, es de visita obligada. En días claros, la vista de 360 grados que ofrece es espectacular. Su nombre (literalmente significa la iglesia de Hallgrímur), está dedicado al poeta islandés Hallgrímur Pétursson.


No hay nada mejor para relajarse, después de un día de mucho andar, que visitar la piscina geotérmica de Reykjavik. La piscina principal es enorme, con un apartado con carriles para practicar el deporte de la natación y una zona más familiar para disfrutar con, o como, niños (toboganes incluidos). El agua volcánica mantiene la temperatura a unos 29 grados y además, junto a la piscina principal, encontramos diferentes heiti Potter (piscinas más pequeñas similares a los jacuzzis), donde encontramos el agua a más de 40 grados. Qué sensación más increíble bañarse por la noche, en pleno octubre, con el termómetro exterior marcando 1 grado de temperatura!


El hotel elegido para pasar 4 días en Reykjavik fue el City Center Hotel, una elección buenísima. Y qué decir de los restaurantes y cafeterías: un montón para elegir. Destacamos los restaurantes Sólon, Gata food & drink, The Laundromat Café, Happ y la cafetería C is for Cookie, que resume perfectamente donde nos gusta detenernos a hacer un café.



