En ruta por British Columbia, Vancouver Island. Canadá

Estamos ante el ordenador, con una taza de café, sentados en el sofá de una confortable casa del barrio de Kitsilano, Vancouver, y de fondo «The Voice», un programa estadounidense que nos tiene enganchados … Sí, esto sigue siendo un blog de viajes, pero esta vez vamos a explicar el día a día de nuestra nueva aventura canadiense. Una especie de crónica de lo que nos vamos encontrando estos días en Canadá.

Nos disponemos a conocer una de las ciudades que siempre aparecen en el Top Ten de los mejores lugares donde vivir del mundo, y al final del viaje, esperamos confirmarlo. El intercambio de casa es, de nuevo, la opción que elegimos para nuestra aventura. Ahora mismo tenemos a Robert y Janet, una simpática pareja de canadienses, instalados en nuestra casa, mientras nosotros disfrutamos de la suya. Los planes son sencillos: clases de inglés por la mañana, y tardes y fines de semana libres para descubrir todo lo que sea posible.

De hecho, hemos empezado fuerte. Nada más llegar a Vancouver (un martes) no hemos parado quietos ni un momento. El primer contacto con el lugar donde pasaremos los próximos 26 días no puede ser mejor. La casa nos parece inmejorable. ¡Seguro que estaremos de coña! Además, los vecinos nos han recibido muy cordialmente, y parecen muy buena gente. Para acabarlo de redondear, Júlia y Iaco, grandes viajeros que hace un tiempo viven en Vancouver, se pusieron en contacto con nosotros gracias al blog de viajes. Una cena, buena compañía y muchas anécdotas viajeras después, nos han servido para tener muchísima información de la ciudad y sus alrededores.

Hablando de no quedarnos quietos, tenemos 5 días disponibles antes de comenzar las clases, así que decidimos alquilar un coche y hacer una ruta por la fantástica Vancouver Island, la isla más grande de la costa oeste norteamericana (se llama igual que la ciudad , pero no tiene nada que ver). Ferris diarios unen la isla con Vancouver (90 minutos) y nos embarcamos con un coche de alquiler para poder movernos con libertad. Aquí las distancias son muy grandes y las carreteras, estrechas y con curvas, pero no nos importa. Se trata de disfrutar de la naturaleza mientras circulamos por pueblos y ciudades.

Desembarcamos en Nanaimo, y hacemos un largo recorrido (3 horas) hasta el precioso pueblo de Tofino. Para llegar hemos atravesado el Parque Nacional Pacific Rim, y estamos en plena naturaleza, pero se nota que lo tienen todo muy bien preparado para acoger a los turistas. Por suerte no estamos en temporada alta, y todo está muy tranquilo. Pero ya empieza a notarse cierto movimiento, especialmente en el sector servicios. Hoteles y restaurantes se preparan para el inicio de las actividades turísticas. Y es que estos pueblos multiplican por 5 su población en época de vacaciones.

Nos alojamos 2 noches en un precioso Bed & Breakfast llamado Gull Cottage (lo recomendamos), de sólo 3 habitaciones, situado frente a la playa de Chesterman. El tiempo nos acompaña, y podemos disfrutar de grandes paisajes, al igual que hacen los muchos surferos que vemos en las playas.

Aquí son muy populares los diferentes trekings y caminadas por la zona, y nosotros hacemos un par. El Wild Pacific Trail es uno de los más populares y conocidos, y una buena parte recorre la costa de la isla. Impresiona caminar por tupidos bosques con vistas al mar! La otra excursión que hacemos es la Rain Forest Trail, un agradable y sencillo recorrido entre inmensos y centenarios árboles.

Visitamos otros pueblos como Ucluelet, conocido por todos como Ukee, y claro, también buscamos lugares donde disfrutar de la gastronomía local. ¿Qué sería de nuestros viajes sin degustar los mejores platos de la zona? Combinamos sencillas cafeterías con restaurantes de más nivel. ¿Quién puede resistirse a cenar con una copa de vino frente al mar con unas vistas increíbles? El hotel Wickaninnish es la respuesta! Para una gran variedad de platos, buena cocina y un trato excelente, también recomendamos el restaurante Shelter , de Tofino.

Seguimos la ruta por Vancouver Island, y nos detenemos en otro punto imprescindible, Cathedral Cove. Se trata de un agradable recorrido por el bosque, entre árboles gigantes y centenarios, donde conocemos The Giant Douglas, que con sus 76 metros de altura tiene el honor de ser el árbol más alto del parque. Y lo que más nos impresionó: ¡tiene más de 800 años!

La parada final es para pasar 2 noches en Victoria, la capital de Vancouver Island y de todo el Estado de British Columbia. ¡Qué animación! No nos esperábamos tanta vida en esta ciudad. Quizás porque habíamos leído poquito, pero realmente nos ha sorprendido muy gratamente. El lugar elegido para alojarnos, Fisher House , es realmente magnífico (lo recomendamos).Con un aire muy británico, es un Bed & Breakfast como es debido. De los que cuidan los detalles, sirven un buen desayuno cada mañana, y de los que acabas charlando con el resto de huéspedes.

Y si británico nos parece el lugar donde dormimos, la ciudad entera está a la altura. Considerada durante mucho tiempo la ciudad más inglesa de toda Norteamérica, no nos podemos resistir a tomar un té a las 17h en uno de los locales más populares, Murchier’s, inaugurado en 1894. El local puede parecer que se ha detenido en el tiempo, y la decoración ya tiene sus añitos, pero sirven una repostería para chuparse los dedos.

 

Y aquí van 2 recomendaciones gastronómicas más: Jen, dueña del Bed & Breakfast donde nos alojamos, nos sugiere (y lo acierta completamente), el Irish Time Pub , situado en pleno centro y con una marcha endiablada. La cerveza y los platos corren por todo el local entre mesas llenas de gente, mientras un grupo de música toca en directo.

Y por casualidad (o mejor dicho, gracias al sexto sentido gastronómico que desarrollamos cuando viajamos), cenamos en Nourish, un local nada turístico, de cocina moderna y saludable, con una decoración exquisita.

La ciudad de Victoria es mayor de lo que parece, y visitamos su popular Chinatown, Market Square, Fisherman’s Wharf (lleno de tiendas y paradas flotantes, donde comer pescado y marisco fresco). Douglas y Goverment Street son las principales calles comerciales, y por ellas pasea mucha gente.

¡Ah! Y esta ciudad es muy popular por sus salidas y tours para ver ballenas, así que nos embarcamos en una pequeña zodiac y navegamos por la bahía que hace frontera con los Estados Unidos. Todavía no ha empezado la mejor temporada para ver las grandes ballenas (estamos en abril, y se empiezan a ver con más facilidad a partir de mayo), pero aún así observamos focas, leones marinos, águilas, delfines y algunas orcas. Y lo mejor, sin duda, el recorrido, que bajo un agradable sol nos permite observar la imponente geografía de esta zona.

Es hora de volver a la gran ciudad, pero estos días nos han servido para introducirnos de golpe en la naturaleza canadiense, llena de bosques, largas carreteras y gente muy muy amable. ¿Y a partir de ahora? Pues empezar las clases de inglés y disfrutar de la vida de Vancouver. Aún estando lejos de casa, tendremos visita, y una persona se convertirá en nuestro mejor guía de la ciudad,  pero eso ya será en un próximo post…