– “Piiiip, piiiip. Piiiiiip…” –¿Qué pasa? – Gritamos desde el interior de la campervan. No son ni las 8 de la mañana y alguien nos despierta haciendo sonar el claxon de un todoterreno que se acerca al lugar donde hemos acampado esta noche. ¡Glups! Dormidos aún, sacamos la cabeza por la ventanilla, y un enfurecido islandés se acerca con cara de pocos amigos hacia nosotros.
Continuamos de ruta con furgoneta por el sur de Islandia y esta noche pasada decidimos dormir en un pequeño terreno solitario cerca de la zona de los géisers. Aún estamos medio dormidos, y nos despiertan de malas maneras y gritándonos como si hubiésemos robado un banco. ¡No entendemos nada! El señor que se acerca a nosotros se queja enfurismado que hemos pasado la noche en su propiedad, de la que forma parte el camping cercano, y que está harto de los turistas que realizan estas prácticas pensando que podemos acampar en cualquier lugar…

– «Mire señor» – comenzamos a explicarnos de manera amable – «No hemos visto ningún tipo de cartel y aunque el camping está cercano, no hemos entrado dentro de sus límites» – decimos. Pero el islandés no atiende a razones, y quiere que le paguemos la jornada como si hubiéramos usado el camping. Dialogando de manera cívica, seguramente habríamos claudicado e incluso tal vez pensaríamos que tiene toda la razón del mundo, pero como sabíamos que eso mismo les había pasado a otros compañeros blogueros (¿verdad, Xavi y Txell?), Nos negamos en rotundo a pagar nada, argumentando que no existe ningún tipo de señalización en la zona.
Él nos amenaza con llamar a la policía, y nosotros con dirigirnos a alguna oficina de turismo para saber quién tiene razón. Enfadado, da media vuelta mientras continúa renegando. Nos vamos dubitativos, pero no pagamos ni un duro. Y a estas alturas, la Interpol no ha dictado ninguna orden de arresto para venirnos a buscar a casa … 🙂
¡Uf! Esta manera de empezar el día no ha sido la más adecuada, y para olvidarnos del tema, vamos a visitar una de las cascadas más espectaculares de Islandia: Gullfoss. ¡¡¡ Pero cuánta agua !!!! Lástima que el día se ha levantado como nuestro amigo islandés, un poco revuelto, y el cielo está bastante tapado, negándonos la visión de los famosos arcoiris sobre los millones de litros que deja caer la enorme catarata. Por cierto, en el parking de Gullfoss se encuentran unos modernos y limpios lavabos que por 200 Koronas permiten su uso (ideales si acampamos cerca).




De nuevo, la contemplación de un lugar tan maravilloso, nos abre el apetito (qué excusa barata para decir que nos encanta comer a cualquier hora del día) y encontramos una cafetería muy bonita llamada Galleri en el pueblo de Laugarvatn. Con un café y unas tostadas, las decisiones de la ruta se toman mejor…
Nos adentramos en el Parque Natural de Þingvellir, uno de los lugares históricos más importantes de Islandia. Aquí, entre las fallas causadas por la separación de las placas tectónicas norteamericana y euroasiática, se creó el primer parlamento democrático del país. ¡¡¡Se respira historia!!!




Continuamos la ruta, y hoy tenemos ganas de perdernos un poco por las carreteras interiores y más secundarias. Lugares, esta vez sí, totalmente desconocidos para nosotros, y que no recorrimos en la visita anterior. De hecho, alucinamos con los paisajes y la soledad que nos encontramos. La experiencia es realmente magnífica.
Salimos del Parque en dirección norte, por la 550, una larga carretera sin asfaltar rodeada de cerros, rocas y largas extensiones de terreno sin nada más que soledad. Esta zona nos impacta. Quizás no tanto por su belleza (que también), sino por sentirnos extrañamente bien, contagiados de una agradable sensación de aventura que no queremos que termine. Circulamos a poca velocidad, rezando en todo momento por no pinchar ninguna rueda, y de vez en cuando nos encontramos algún grupo de motoristas pasándoselo pipa entre arroyos y caminos. Después de una pequeña ascensión, quedamos maravillados con lo que encontramos ante nosotros: el lago Sandkluftavatn. Lo bordeamos hasta que llegamos a un cruce y tenemos que tomar la decisión de izquierda (52) o derecha (F338). Bueno, la verdad es que una enorme valla marcando carretera cortada, aún por nevadas, toma la decisión por nosotros, y claro, giramos a la izquierda.
En este país, las carreteras, más o menos, se pueden ordenar (de mejor a peor) por el número de digitos que incluyen. Con una cifra serían las principales, con 2 las secundarias pero buenas, 3 para las secundarias con algunos tramos sin asfaltar y las que incluyen la F serían las más destartaladas, y donde la mayoría de vehículos de alquiler tienen el paso prohibido.






Comemos el plato del día en una pequeña cafetería (sin nada que destacar) en el pueblo de Kleppjárnsreykir (pero mira que son largos y complicados los nombres aquí…) y llegamos hasta Deildartunguhver, el manantial termal más grande de Europa. A nosotros nos decepciona un poco, porque a pesar de ver ríos de agua muuuuy caliente y una estación que distribuye el vapor generado en las poblaciones cercanas, nos lo imaginábamos diferente.


Venga, nos dirigimos hacia la población de Reykholt y paramos un rato a admirar un par de cascadas, no tan populares como otras, pero muy visuales. Se trata de Hraunfossar y Barnafoss. La primera es un salto de agua bajito, pero muy ancho y estético. La segunda, estrecha, el agua baja con muchísima fuerza debido al cuello de botella que crea el río por el que baja.




Es hora de recuperar energías, y lo hacemos tomándonos un respiro en el pueblo de Húsafell. Leemos en la guía que muy cerca tenemos los campos de lava de Hallmundarhraun, pero la carretera para llegar es la F578 (en teoría prohibida a los vehículos de alquiler), toda sin asfaltar y que produce mucho polvo al conducir por ella. Queremos llegar a Surtshelli, un tubo de lava que nos llama la atención.
Hacemos un tramo, admirando nuestro alrededor, pero el recorrido son unos 7 kilómetros y acabamos desistiendo, porque empieza a hacerse tarde y este tramo nos hace ir muy lentos. Hace rato que no nos cruzamos con ningún coche, y sólo hemos pasado por un par de granjas lejanas. ¡Qué tranquilidad de parajes!


Hoy decidimos pasar la noche en una zona de acampada en la entrada de la ciudad de Borgarnes. Se llama Granastadir, está situada justo enfrente de la bahía y dispone de unos sencillos lavabos. Pero para nosotros es perfecto. Nos preparamos una deliciosa cena con la mini-cocina y estamos tan cansados que directamente nos lo comemos en el interior de la furgoneta. El espacio es muy limitado, pero ya nos hemos acostumbrado.
No hemos explicado que la mayoría de compañías de alquiler ofrecen conexión a internet gratuita a través de un MiFi (pequeño aparato que lleva una tarjeta SIM y crea una red wifi), así que aprovechamos para mirar el correo y alguna noticia. Últimamente estamos desconectados, pero como ocurre a menudo cuando estamos de viaje, descubrimos que se puede vivir tranquilamente sin saber qué pasa en el resto del mundo.
Al día siguiente nos levantamos un poco desconcertados, porque no sabemos si la zona donde hemos acampado es de pago o no, pero no encontramos ningún lugar que lo explique y no viene nadie a pedirnos nada. Así que continuamos. Damos una pequeña vuelta por Borgarnes y desayunamos muy bien en la cafetería del supermercado Hagkaup. Está un poco escondida, pero creemos que hemos desarrollado un especial sentido gastronómico para encontrar sitios donde comer bien!



Que rápido han pasado los días. Hoy ya tenemos que devolver la campervan, así que ponemos rumbo a Reykjavik. Conducimos de nuevo por la carretera principal 1, y entramos en el túnel de Hvalfjarðargöng, donde buena parte de sus 6 kilómetros de recorrido los hacemos bajo el mar. ¡Ah!, muy importante conducir con cuidado cuando nos acercamos a la capital, ya que hay bastantes radares controlando los límites de velocidad.
Con mucha pena le decimos adiós a nuestra compañera de viaje, pero sabemos que ha sido una pequeña prueba de lo que en un futuro queremos realizar: volver a Islandia y recorrer de nuevo toda la isla en autocaravana. Ahora ya conocemos la experiencia de descubrir el país en coche (buscando alojamientos) en octubre, y hacerlo también con la casa a cuestas, en junio (ver post con las diferencias de viajar a Islandia en temporada alta o baja).
Aún nos quedamos un día más en Reykjavik, aprovechando la casa de intercambio que Dagmar y Gunnar nos han cedido. Para variar, este país nos tiene el corazón robado, y no queremos irnos de aquí. ¿Será porque consideramos Islandia uno de los lugares más bellos a visitar ???




Mapa de la ruta total recorrida:
CLICA PARA VER LOS DETALLES DE LA RUTA POR ISLANDIA
Y nada mejor para hacerse una idea de un lugar, que imágenes y un vídeo de nuestras rutas por el país:
Clica para abrir la galería de imágenes