Como no podía ser de otra manera, este año no nos hemos querido perder la perfecta nieve que cubre las montañas de los Pirineos. Una escapada de dos días a Andorra nos ha servido para quitarnos el «mono» de esquí, o mejor dicho, para hacernos entrar más ganas de esquiar! El hecho de haber nevado durante la noche, ha hecho que fuera una delicia bajar las pistas de Grandvalira durante el día…
Hacía algunos años que no íbamos a este dominio esquiable y la verdad es que nos sorprendió muy gratamente. Había bastante gente, sobre todo teniendo en cuenta que era entre semana, pero la longitud y la amplitud de la estación, hacía que a veces bajáramos algunas pistas solos!
Este año nos hemos alojado en un pequeño y acogedor hotel que se llama como nuestro blog en catalán: Bonavida. Nos hizo mucha gracia cuando lo descubrimos! Es un hotelito situado a pies del telesilla del pueblo de Canillo. Es un poco antiguo, de aquellos de toda la vida, pero está muy bien conservado y, sobre todo, muy limpio. En el precio está incluido un buen desayuno para coger fuerzas. Y del hotel se puede salir con las botas de esquí puestas para subir directamente al telesilla. Muy, muy cómodo!


Nosotros intentamos perfeccionar nuestro estilo año tras año, y como todavía queda mucho por aprender, esta vez nos hemos decidido tomar un par de horas de monitor. En este caso, monitora. Ma. José, una simpatiquísima argentina de Ushuaia (Argentina), nos hizo deslizarnos por las pistas de Grandvalira ayudándonos a pulir nuestros hábitos negativos, acumulados durante los años de auto-aprendizaje… ¡Qué diferencia!



En resumen, un año espléndido de nevadas y espesores espectaculares en el Pirineo catalán. Esperamos que este invierno todavía tengamos muchos días para poder disfrutar!