Elegir un destino siempre es una decisión que requiere su tiempo, pero en el caso de Vietnam, todo fue bastante precipitado. Porque la idea era hacer una ruta larga de 40 días por China, pero en el último momento nos planteamos hacer menos días en el gigante asiático, mirar si nos convencía, y volver en un futuro.
Pensábamos que estar mas de un mes rodeados de chinos podía ser un poco «estresante»… 😉 (nada más lejos de la realidad como vimos después). Así que, buscábamos otro destino donde complementar la ruta por China.
La llegada a Vietnam es como una bofetada de sensaciones!





Y el lugar elegido fue Vietnam! ¿Y cuál es la sensación que nos ha producido este país? Pues fantástica! La hemos visitado sin tiempo para recopilar mucha información, y nos hemos basado en la intuición y en los muchos artículos blogueros que hay en la red (gracias travel bloggers!).
Nuestra llegada a Vietnam es como una bofetada de sensaciones! Empezamos por su capital, Hanoi, donde el caos del tráfico es brutal (pero atrayente), las riadas de gente llenando calles impresionan, y la vida y ambiente nos maravillan. Asia tiene este poder atractivo para los occidentales: captar nuestra atención en cada rincón, porque aquí la vida se hace en la calle, y eso merece disfrutarlo.





Como hemos dicho antes, la conducción en las grandes ciudades es caótica, especialmente por el enorme volumen de motos que circulan. En Hanoi por ejemplo, hay más de 5 millones de scooters para una población de 8 millones de personas. La proporción es brutal !! Y la usan para todo, desplazamientos familiares incluidos (por eso no es extraño ver motos con 4, 5 o incluso 6 ocupantes, normalmente el padre, la madre y los pequeños).



El sonido más característico de este país es sin duda el del claxon!
El desplazamiento entre las diferentes regiones del país que hemos visitado ha sido por aire o por carretera. Aquí las autovías son bastante modernas y bien conservadas (especialmente entre las grandes ciudades y lugares turísticos). Otra cosa ya son las carreteras secundarias o la forma en que los vietnamitas se mueven por ellas. El sonido más característico de este país es sin duda el del claxon! Es una constante, una especie de melodía (perdón para definir así un sonido tan poco armonioso) que oyes a todas horas, y es que no hay conductor que no se haga ver a través del sonido de su claxon.
Los vuelos internos (muy económicos) nos han sido muy útiles para desplazamientos más largos.


Y con el sonido repetitivo de las bocinas, y el desplazamiento caótico de los vehículos moviéndose por donde quieren (y no por donde deben) podemos pasarnos largos ratos hipnotizados observando la desordenada danza de scooters y coches.
Y no dejamos de pensar que chocarán unos contra otros en cualquier momento, pero este supercaos parece tener una especie de control oculto, donde todas las piezas en forma de motor de gasolina y bicicletas de pedales encajan perfectamente y todo fluye. Todo el mundo pita, todo el mundo parece ir por el lugar equivocado, pero todo el mundo se mueve y llega a destino…
Eso sí, los peatones aquí no pintan nada! Ni semáforos ni pasos de peatones parecen respetarse, y cruzar una gran avenida puede llegar a ser un acto de fe.



Como hemos dicho, este caos circulatorio lo encontramos sobre todo en las grandes ciudades, pero Vietnam también es un país de naturaleza y paisajes que nos hacen enmudecer.
Navegar por la impresionante Bahía de Ha Long es una de las mejores cosas que hemos hecho durante esta ruta. Más de 2000 islotes emergen de sus aguas, y hacer un tour a bordo de un barco para recorrer este lugar es fantástico.



Moverse en bicicleta es una de las mejores formas de conocer el ritmo vietnamita.
No visitamos un lugar muy característico de este país, la zona de Sapa y sus terrazas de arroz. ¿La razón? Que nuestra ruta es en noviembre, y los campos en esta época ya están recogidos. Preferimos verlo bien verde y reluciente (entre abril y septiembre) y dejamos esta zona para una futura vuelta al país.
Pero sí que nos acercamos a la región de Ninh Binh, donde los paisajes son espectaculares. Pasear en bicicleta es una de las mejores maneras de conocer el ritmo vietnamita en esta zona.



También visitamos la ciudad imperial de Hue. Esta ciudad, que fue capital de Vietnam durante bastantes años, acoge el testimonio de reyes y dirigentes, con 7 tumbas reales repartidas por la zona y una ciudadela donde un gran Palacio Real es el monumento más visitado.
De toda la ruta, los únicos días que nos llueve son los 3 que pasamos aquí. Y qué tormentas!! Pero incluso estos momentos son únicos para nosotros. Ver como la vida no se detiene ni un segundo (bueno, 30 segundos tal vez sí, el tiempo necesario para que las motos se paren y todos se ponga el impermeable antes de continuar como si nada!) Y quedar empapados como sus habitantes, es parte del viaje.



Y de lluvia pasamos a sol y playas. Este país, por su forma alargada tiene mucha zona de costa, y en la ciudad de Da Nang encontramos algunas de las playas más visitadas. Hoteles donde relajarse y bañarse en sus piscinas, o tomar el sol frente al mar. Aquí la vida es más tranquil.la y relajada (también más encarada al turismo)



Pero si una ciudad nos maravilla, es Hoi An. Ya habíamos leído que la definían como la ciudad más bonita de todo Vietnam. Sin conocer más a fondo el país no nos atrevemos a tanto, pero no hay duda de que es encantadora.
Especialmente al atardecer y durante la noche, cuando los miles de farolillos que decoran sus calles se encienden e iluminan Ancient Town, su centro histórico. Una de las cosas más turísticas es subir a una pequeña barca decorada también con farolillos (como no!) y navegar por el río Thu Bon.




Y si algo nos gusta de cualquier país quevisitamos, son los mercados. Aquí es donde más vida se concentra por centímetro cuadrado, y los colores, olores y sonidos nos encantan. En Vietnam hay muchos, y en la mayoría de ellos se concentra aquella mezcla de venta de toda clase de productos (ropa, souvenirs, carne, pescado) con los puestos donde comer y degustar la gastronomía del país.




En Vietnam es imposible comer mal, y la variedad es enorme. ¡Viva su gastronomía!
Y es que la comida, (aunque hemos dejado este punto para el final de nuestro artículo) ocupa seguramente la primera posición del ranking de sensaciones que queremos explicar de Vietnam. La cocina de este país es fantástica! Es muy difícil comer mal, y la variedad es muy grande. Los productos frescos abundan por todas partes, y además de llenar restaurantes, comer en la calle es lo que todo el mundo hace aquí. Económico y delicioso! ¿Qué más se puede pedir?
Probamos todo lo que podemos, y en locales de todo tipo. Es fantástico sentarse en cualquier rinconcito en pequeños taburetes (diminutos deberíamos decir), donde con dos fogones y unos grandes cubos donde lavar los platos ya tienen suficiente para montar un restaurante.
Pero también somos muy fans de algunos locales modernos, que hacen una cocina típica vietnamita con un toque vanguardista y con presentaciones (y sabores) increíbles!




Vietnam nos ha sorprendido mucho más de lo que en un principio intuíamos. Su caos, su gente, sus ciudades, paisajes, y ay! la gastronomía, nos han enamorado!
En próximos artículos hablaremos de la ruta efectuada y sus lugares con más encanto…