Dos fueron las razones que pueden cambiar el curso de un día cualquiera: ¡las condiciones climatológicas y una cámara de fotos!
Y es que el pasado miércoles 13 de marzo nos disponíamos a hacer una visita a mis padres en Manresa, y una buena bajada de las temperaturas hizo que se emblanquecieran muchos lugares de la Cataluña Central. Ya llegábamos tarde, como casi siempre, pero cuando vimos como estaba de blanca la montaña de Montserrat, fue imposible continuar el trayecto. Además, llevábamos en el coche la cámara de fotos, y esta fue la segunda razón para adentrarnos por carreteras que desconocíamos y buscar unas buenas vistas.
Tras entrar en un polígono industrial en el término de Vacarisses, encontramos un lugar donde contemplar la genial silueta de Montserrat. «¡Rápido, rápido, hacemos una foto y seguimos el camino!» Pues, no. La niebla esconde buena parte de la montaña. Mmmm, tendremos que esperar …

Sólo fueron 30 minutos, plantados en una pequeña colina, mirando como lentamente Montserrat iba mostrandose orgullosa, con un frío que nos calaba hasta los huesos. Pero la combinación, como ocurre a menudo en estas fechas, era realmente preciosa. Muchos campos ya lucen verdes, llega la primavera, y una bajada de los termómetros vuelve a traer el frío. Y justamente ese frío, es lo que parece transmitir la foto. ¿Verdad?