Lo necesitábamos! Después de tanta naturaleza y ver a poquísima gente, nos ha ido muy bien volver al ambiente de ciudad. Bueno, ciudad es un decir. Palmer es pequeña (6.000 habitantes), pero de momento es la ciudad que más nos ha gustado del viaje. Típicas calles anchas y espacio por todas partes, separan los edificios con extensiones de terreno enorme. Como se nota que les sobra… Pedimos información en el Visitor Center, miramos tiendas de regalos, y comemos en el Vagabond Blues, una cafetería/restaurante que nos ha encantado.
Total, se ha hecho la 1 de la tarde y todavía no habíamos salido de allí. Comer con otras personas de vez en cuando no es tan desagradable… (nos estamos convirtiendo en unos antisociales solitarios, je, je).






Hoy ya no ha llovido en todo el día, y eso nos ha ayudado mucho. Todavía tenemos secándose un montón de ropa del diluvio de ayer.
Hacemos kilómetros y volvemos a pasar por Anchorage, la ciudad donde comenzamos la ruta. No nos detenemos. Ya la volveremos a pisar el último día. Continuamos por la Highway 1 hasta adentrarnos en el Turnagain Arm, una larga lengua de mar tierra adentro.

Existen un montón de miradores y lugares donde parar para hacer caminatas. En la milla 111’9 encontramos la McHugh Creek Picnic Area. Allí dejamos la caravana y nos adentramos por el bosque por uno de los varios trekings. Los senderos están bien marcados y el bosque es tupido y lleno de vegetación. Los carteles que avisan de la presencia de osos nos crean una sensación extraña. Es una mezcla de querer encontrarse con uno y a la vez no cruzarte con ninguno… Algunos excursionistas llevan cascabeles colgando para hacer ruido continuo. Tendremos que comprar uno! Rodeamos un pequeño río hasta llegar al punto de partida. Es un simple paseo, pero se puede optar por excursiones más largas y complicadas.

Más adelante, en Bird Point Scenic Overlook, nos detenemos para ver la subida de la marea. Es pura matemática. Por internet vimos que a las 17:32h subiría el nivel del mar, y lo cuadramos para verlo en directo. Este es uno de los mejores puntos del mundo donde ver el cambio rápido de la marea. Es sorprendente. A la hora en punto ves como una pequeña ola se adentra hacia lo que era playa hasta hace un momento e inunda poco a poco toda la extensión.



Se iba haciendo tarde y no sabemos dónde pasar la noche. Decidimos hacerlo en una zona de acampada libre, pero debido a unas obras en la carretera nos pasamos el punto de entrada (cada día nos encontramos alguna zona de obras. No paran de arreglar las carreteras y lo tienen todo super bien organizado y señalizado). Por fin vemos un par de alces, lo que aquí llaman «moose», pero no podemos detenernos y hacer fotos. Un poco más adelante nos encontramos un camping que tiene buena pinta, y aunque ya son las 20h y comienza a oscurecer, encontramos un amable recepcionista que nos indica dónde situarnos. El lugar es pequeño, pero estamos entre las montañas de la Península de Kenai. Perfecto!

Suposo que deus haver pensat en mi dins d’aquesta botigueta per decorar oiiiiiiii??????
Ja saps Laura que els millors regals que podem portar d’un viatge són les nostres fotos. Podem regalar les que volgueu, je,je…
(però bueno, alguna sorpresilla habrá…)