Situada entre el río Spree y el canal Kupfergraben, en la ciudad de Berlín, encontramos la Isla de los Museos (Museumsinsel), que acoge el complejo museístico más diverso del mundo. Formada por cinco edificios (Altes Museum, Neues Museum, Alte Nationalgalerie, Bode-Museum y Pergamonmuseum) fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1.999, gracias a su valor histórico.
Construido entre mediados del siglo XIX hasta principios del XX, en un principio exhibía la colección real de arte prusiano, hasta que en 1.918 se convirtió en Fundación pública. A pesar de sufrir muchos daños y desperfectos durante la II Guerra Mundial, actualmente está en un proceso de renovación, que no terminará hasta 2.014, cuando el complejo aún quedará más unificado con la creación de un importante edificio de entrada y un gran centro para visitantes que conectará todos los museos.
Sería imposible hacer una sola entrada para hablar de este Museumsinsel, pero queremos explicar cuatro detalles de uno de los museos sobre antigüedades, arte islámico y de Oriente Próximo más importantes del mundo: el Pergamonmuseum.
Construido entre los años 1.910 y 1.930, el Pergamonmuseum es conocido sobre todo por albergar enormes réplicas de imponentes conjuntos arquitectónicos. El ejemplo más impactante es, sin duda, el Altar de Pérgamo (170 aC). Su friso escultórico se encuentra entre las obras maestras del arte helenístico y muestra la llamada Gigantomaquia, la guerra entre los dioses y los gigantes.



Otra destacada obra, que pertenece a la arquitectura romana, es la Puerta del Mercado de Mileto (siglo II dC). Imaginaros las dimensiones de la sala que acoge esta puerta de más de 16 metros de altura…

La parte que acoge las exposiciones sobre Oriente Próximo, contienen más de 270.000 objetos provenientes, en gran parte, de las excavaciones alemanas realizadas a principios del siglo XX en Babilonia, Assur, Uruk… Una de las principales atracciones es la reconstrucción de la Puerta de Ishtar, datada de la época de Nabucodonosor II (siglo VI aC).


Y, a nivel de anécdota, os explicaremos que es uno de los pocos museos que hemos visitado que está permitido hacer fotos. Ya sabéis la poca gracia que nos hace encontrarnos cada vez con más restricciones hacia las cámaras de fotografiar (ver entrada sobre este tema), y aquí, aunque como es normal no se podía disparar con flash, nuestra sorpresa fue mayúscula. Tanto, que después de comprar la entrada, decidimos dejar las chaquetas, mochila y cámara de fotos en las taquillas, y es por ello que todas las fotos de esta entrada en el blog estan disparadas con el móvil (disculpad la calidad). La cara que se nos quedó al ver cómo todo el mundo hacía libremente fotografías fue buena…
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– «El ampelmann y la Alemania del Este»
Ai Manel i Cristina! Sempre sou millors que una guia turística vosaltres! Quines ganes provoqueu de viatjar… fiu. I poder fer fotos al museu, sí, és tot un privilegi! petons
Gràcies Marina pel teu comentari.
Només intentem explicar el que ens trobem i ens agrada quan visitem algun lloc. I si pot ser amb alguna foto que transmeti quelcom, millor!